Era una tarde como
cualquiera, en la que iba un niño sonriendo por la calle sin motivo, sin razón,
sin causa. Tenía 14 años, que pequeño, lo sé. En ese tiempo no sabía ni como
limpiarse la cara completamente. Movido por las modas vio una puerta, y por curiosidad
de lo que esa puerta tan desconocida, entonces, ofrecía, quiso ir más allá de
su día a día y se creó otra vida, una virtual. Indeciso por a quien entregar su
alma, se entregó a los dos sin saber que una de esas puertas a las que
entregaría su alma; no solo le robaría eso, si no también, la vida y el
corazón.
Después de dos meses,
fue entonces cuando una niña, tocó a la ventana de aquel cuarto al que se vio
confinado por el resto de su vida.
-¡Hola! ¿Quién eres!
Dijo la niña casi
gritando. El niño solo pudo escuchar unos cuantos ruidos, pues no entendió lo
suficiente como para contestarle, pero sí como para que llamara su atención. La
niña, al saber que no podría escucharlo decidió escribir unos cuantos mensajes
para aquel niño; el niño correspondió la idea. Las horas pasaban volando y sin
darse cuenta, la hora de despedida llego, para entonces, quedaron en verse una
vez más al día siguiente.
Y a lo largo de los
días, de repetir el maravilloso suceso tan frecuentemente, el niño se puso a
pensar que todo lo que conocía no sirvió para nada, que todo lo que le rodeaba
no era verdad, y sólo creía en aquella chica y la verdadera felicidad, que hasta
entonces, nunca había experimentado realmente hasta que ella apareció. Aquella
pareja, apresuro todo, desde los sentimientos hasta las palabras. Él hacia
planes y ella los destrozaba de una manera tan hermosa que solo lograba que
aquel niño se aferrara más, a ella y la brillante idea de ser feliz así, solo
platicando con ella.
A ella se le mostro un
lado que nunca antes había salido a la luz, la parte de un soñador con
expectativas, de un hablador que por ella… sólo por ella, estaba completamente
perdido.
Paso un año de
vivencias y dulces recuerdos, pero recordemos que no todo en esta vida es
bonito. A aquella niña de letras tan dulces, la vida comenzó a cobrarle todo lo
bonito que le había dado, pues así lo determina la ley de los principios
equivalentes en la Alquimia, pero aquello no eran obras del destino ni de los
alquimistas, sólo paso porque sí, porque así de simple es la vida.
La vida le quito casi
todo, y fue entonces que la niña dejo de irradiar aquella felicidad tan
característica de ella. Dejo de ser sensible, se volvió más seria y mucho más
fría. Al ver el cambio tan radical que tuvo, el niño intento dar todo de sí,
para rellenar todo ese vacío que la vida había dejado, pero al parecer, era tan
grande que cuando menos lo pensó, él había quedado más vacío. Él se enamoró de
la niña más insegura, queriendo con todos sus defectos, sus miedos, sus
secretos, sus monstros. Él se enamoró de su infierno y con los muchos ánimos e
intentos de aquel niño, ella logro avanzar y sobrevivir, pues sabía muy bien
que el fin del mundo no era, que le faltaba mucho por vivir, o al menos, eso
pensó el niño.
El cambio fue grave y
también muy asombroso, él pasó a ser el desprotegido que se apoyaba en las
letras de la niña, hubo un tiempo en donde sólo de eso vivía. Para entonces,
ella era la valiente, la fuerte, la sensata, ella tenía todo aquello que él no
podía ni pronunciar. Él no tenía nada más que a ella, pues sólo estaba
encerrado en aquella habitación, leyendo los letreros que ella deslizaba debajo
de la puerta. La imaginación se mezcló con la realidad. Y cuando él más la
necesitaba, ella se fue. No una, no dos, ni tres… 4 veces fueron. A veces una
ocasión duraba más que el resto.
Supongo que estas
insignificantes letras no pueden contener ni mucho menos explicar el dolor y la
soledad en la que el niño se sumergió. La realidad, tan corrupta como él la
había engendrado llego a ser filosofía de vida, pues en su habitación, estaba
bien; y al pensar que la niña a la que tanto quería nunca volvería, tomo todo
lo que la hacía recordarla, y decidió irse de su confín. Metió aquellas hojas
en el hoyo en donde se suponía estaba su corazón, pues ya no correría sangre
por sus venas, si no la tinta de los carteles. Y así, con todo lo que había
aprendido de ella, murió en la historia, murió porque eso que atestiguaba a
diario no era vida, si no lo contrario.
Ella volvió, y el niño
añorando su felicidad de vuelta, regresaba cada vez a aquella habitación que lo
aprisionó una vez, porque esas veces, eran completamente a voluntad.
Así pasaron 2 años,
entre vueltas y regresos, entre promesas y mentiras.
Entonces, ya no eran
unos niños, él ya había experimentado muchas más emociones vacías que el resto
de la ciudad. Él la necesitaba más a ella que lo que ella lo necesitaba a él.
En el último año, ya un poco tarde puedo decir completamente, que aunque la historia
sea trágica para él y solo un drama para ella, podemos rescatar muchas cosas de
aquí, aunque aún le costará un poco recuperarse poco a poco se nota el avance
de aquel chico, podremos premiar el camino que llevara hacia la
autosuficiencia. De ella, podemos felicitarla pues a pesar de las adversidades
ha logrado saber conllevarlas y superarlas.
Mi querida lectora, no
pienses demasiado rápido, no digas que esto es una obra Épica, no. Esto es un
agradecimiento, pues el niño, el chico. Puede agradecer todo lo que es y lo que
será gracias a sus letras dulcemente frías. Por todo los sentimientos encontrados,
superados y con los que aprendió a vivir. Por las emociones que sucedieron y
las millones de sonrisas que llevan su nombre. Por las melodías que llevan su
aroma, y por la voz, que nunca escuchó.
Todas y cada una de
las palabras que nunca te dije, están en mi mente guardadas, escritas en
paredes y en lugares para nunca poderlas olvidar.
Fuiste mi primer y amor, eres y serás la única persona con la cual sentiré esa conexión tan
fuerte que nos unió desde el primer momento. Aún no le puedo encontrar
explicación al amor que nos tuvimos, siempre serás el amor de mi vida y de eso
estoy seguro. Quiero que sepas solamente que aunque no esté contigo hoy o
mañana, o dentro de diez años más; yo siempre voy a amarte. Estoy seguro que
por el resto de mi vida seguiré pensando en ti, en mi alma gemela, en quién
sabe tantas cosas pudimos pasar, cuántas mañanas pude decirte "Buenos
días", cuántos "Te preparo un café?" pude preguntarte, cuántas
noches hablando pudimos pasar, cuántos desvelos más, cuánto amor más. Pude
decir tantas veces "Te amo" y puedo seguirlo diciendo pero no podrás
escucharme ahora que no estás. Toda mi vida seguiré extrañándote y sé que toda
mi vida te voy a esperar. Porque sé que tú fuiste mi destino y los destinos no
se separan para siempre. No me importa si pasan veinte años yo estaré esperando
que un día regreses a mi vida para poder ser feliz.
Sólo quisiera que
recordaras todos los días que te quiero y que nada lo va cambiar porque yo no
tengo el poder de controlar lo que siento por ti. Siempre te querré y pensare en
ti cada que pueda, estaré recordándote al menos una vez al día y deseo
fuertemente que tú tampoco te olvides de mí, que aunque no estemos juntos,
siempre sentiremos lo mismo que sentimos cuando nos hablamos desde la primera
vez.
Hoy ocho de octubre,
se cumplen 4 años de haber conocido a la persona que sin estar aquí
físicamente, fue, es y será la tragedia más bonita y hermosa de todas. Y así,
como han pasado 4 años, espero que en el resto de mis años, su presencia sea
tan perseverante como lo ha sido ahora.
Con todo mi amor de
relleno. Tar.
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