Rss Feed
  1. Sólo los ladrillos saben esperar.

    miércoles, 3 de septiembre de 2014

    "¿Cuánto tiempo perdí esperando? Las flores del jardín se han marchitado de nuevo. ¿Por qué mi príncipe nunca apareció? Tal vez no era el tiempo. Tenía que esperar, me dijeron eso todo el tiempo. Pero, ¿y si nunca vendría? "

    Fue entonces cuando me di cuenta, creí que el destino me había confinado a esa torre, pero en realidad, era yo. Abandonar mi mundo para conocer el resto de lo que hasta entonces veía como un sueño, fue de lo más duro. No tenía nada, no sé cómo defenderme contra el mundo; pero fue una decisión de vida o muerte. Vivir muriendo en la eterna espera o morir de un momento para nacer de nuevo. ¿Por qué no lo hice antes? Porque para entonces creía que al llegar mi príncipe, todo sería perfecto. Así lo pensaba, así me instruyeron, así lo aprendí.
    Entonces, es ahí cuando viene un silencio, uno que es más frio que el de mi soledad.
    ¿Por qué me haces falta si nunca apareciste? Te esperé, anhelaba el día en que pudiéramos compartir el té antes de irnos a dormir. Cómo es que algo inexistente pudo dejar a mi corazón vacío.
    ¿Lo hiciste verdad? Te sentaste en la silla reservada para ti. Lo sé porque te veía, te veía con los ojos entreabiertos, como te sentabas y sólo contemplabas la mesa. Yo quería que te fijaras en mí, no en la mesa. ¿Por qué? ¿Por qué el pedazo de madera recibía más atención que yo?
    Puta mesa, robándome la atención de mi amado. Es por eso que al día siguiente la quemé mientras no estabas; era el plan perfecto, así no habría nada que te robara la atención que me pertenecía.
    Contigo sé que puedo vivir y comenzar a caminar, estoy segura de lo que siento.
    Entonces... ¿Por qué? ¿Por qué estando a mi lado me hacías sentir sola? Eres discreto, lo sé. ¿Pero no merecía los buenos días siquiera?
    No necesitas de nadie, solo de mí. Yo no necesito de nadie más si estás tú.
    Pensé que el amor era cosa de dos, pero... ¿Realmente estabas aquí?

    La silla estuvo siempre vacía. Yo sigo como ayer, huyendo de la realidad a la que parece ni le caigo bien, o tal vez ella es la que me cae mal ¿Cuál es la diferencia? Ella hizo que me enamorara de ti sin saber quién eras, sin conocer tu voz, sin conocer el color de tus ojos. Siento que voy a explotar y no te puedo olvidar. Reclamo algo que nunca fue mío, perdí algo que nunca gané. Nada es cierto, nada más que lo que quieras escuchar. Un pequeño instante de debilidad, de inseguridad, de desconfianza de mi misma. Te necesito, pero no te conozco. Me sobra el dolor y me falta el valor para decirte adiós. Eres mi obsesión, la solución a mis problemas pero, también el origen de ellos. Eres mi fe y mi religión. No conozco nada más que el error constante.
    Un paso adelante y dos atrás. La misma piedra en un camino, del que no veía final. ¿Te burlabas cierto? Sólo era objeto de tu entretenimiento. Pues ahora es al revés, me río para olvidarte y sólo lloro por necesidad. Y aunque no te quise mentir, tampoco dije la verdad.

    Todo lo sé de ti, sé desde lo que no te gusta hasta el tipo de vino que prefieres. Conozco tu yelmo favorito y tu espada preferida. Lo sé todo de ti, menos lo que quisiste ocultar bajo una máscara que no me permitió cer lo que hubo detrás.
    ¡Ay! Lo que daría por entrar en tu cabeza una vez más. Para saber qué nos pasó, para saber lo que hice mal. En estos momentos quisiera una máquina del tiempo: para saber cuándo llegaste y para evitar tu partida. No me arrepiento de haberte conocido, me hiciste la mujer más feliz del mundo. Te dejo mis suspiros y ánimos para cuando los necesites, me llevo los recuerdos conmigo, que fue lo único que me quedó. Espero disfrutes tu estancia en la torre, la arreglé especialmente para ti. Quédate todo lo que quieras, para mí no era un hogar, era una prisión.
    En memoria de amor, me despido de ti.
    Yo no te conozco, pero te extraño.

    Con todo mi amor, Rapunzel.



  2. 0 comentarios:

    Publicar un comentario