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  1. Fallé.

    jueves, 20 de noviembre de 2014

    Creo que es aquí, sí, aquí donde la vi por primera vez. Ahora solo te recuerdo. El camino es largo, pero queda mucho por vivir, no eres la primera que lo hace ni la última que lo hará, ya meses y aún me duele, pero ¿cómo quieres dejar sanar la herida si cada que la recuerdas, a diario, es como tocarla y abrirla más?
    Mira, te encantaría verlo, lo sé. Encontré el estuche junto a tu asiento preferido, justo en el lugar donde nunca lo dejarías, esa no eres tú. Pero… tú no estás, así que, qué más da. Tomé tu lugar en el sofá, me hundí hasta topar con aquella comodidad que según tú, es la responsable de tu buen humor. Liberé la carcasa oscura de sus grilletes, aspiré el aroma de la madera y el barniz, me topé con la suavidad del fieltro y la dureza del cuero. Tomé tu instrumento; y por un instante me sentí culpable, un intruso. Comprendí la rigidez del tacto y al mismo tiempo la tersura del oído… pero nada comparado a cuando eres tú quien acaricia la armoniosa gesta del violín. Pero no eres tú, lo olvidaba. Soy yo, sólo yo. Refrené mi curiosidad, no supe a ciencia cierta por qué. Devolví tu 'brazo izquierdo' a su resguardo acorazado, cerré los ojos y quizá, por obra o resultado del azar, o una funesta broma de la fortuna, pude verte. Justo ahí, sentada junto a mí, sonriendo a la vista de nadie, sólo aquel sofá, el estuche y una patética parte de mí. Puesto que contigo se fue una gran parte de mi todo, y al igual que tu violín, ahora sólo ha quedado un trasto sólido, triste y silencioso. Yo.



    "Olvídala, arráncala de tajo, sácala desde las raíces de tu corazón, es hora de dejar volar ese pedazo de alma que tenía su nombre." Me reprocho en voz baja. Reviso las redes sociales y comienzo a ver fotos y leer sus comentarios. Hoy en día no queda nada más de ti. Te extraño, no lo niego, pero si continuaste tu camino adelante, sé que serás feliz sin mí; yo seré feliz después, aún no, pero lo seré. Intento traerte aquí a mi lado. Te necesito, te requiero aquí. ¿Dónde estarás ahora? Espero que sea donde sea, sinceramente espero que no te haga falta; ¡si por algo te fuiste…!
    Lamento no ser yo, quien te despierte cada mañana gritando o lanzando piedras a tu ventana; lamento no ser el "para siempre" que necesitabas. Sé que estas mejor ahora que yo ya no estoy. Aquí todo sigue igual, no necesito ser tu carta incompleta a la distancia, no necesito tus palabras, no quiero necesitar tu compañía, no quiero sobrevivir a base de sueños. Perdona por no poderte darte lo que no tengo. No necesito conquistar corazones con mis letras, no quiero ser feliz, sólo quiero días en los que no me sienta tan triste como de costumbre. No necesito decirte palabras bonitas. Quiero no amar y odiarte, todo sería más fácil. Pero no puedo. No puedo odiar a alguien que todavía amo demasiado.

    Suspiro una vez más, mi mente y cuerpo no están aquí, tal vez estén allá contigo, junto con mi corazón. Tú no te preocupes, tengo mi soledad que me acompaña y la luna que la ilumina todas las noches. Estaré bien, o eso creo.

    Ahora que lo pienso necesito que me regreses mi razón, mis ganas. Necesito enfrentarte, darte algo que nunca te pude dar, algo que tal vez no te importe, pero es importante para mí. Necesito darte mi olvido. Necesito mis ganas, en verdad, la cama ya se cansó de consolarme cada que el sol se oculta. La renta no se paga sola, el café no se calienta solo. Reviso una vez más el celular, festejare el día en que no anhele que seas tú. Sí, sé que dije que te daría punto y aparte, pero es mi necedad el arma mortal que siempre me ha de servir. Iré, tocare tu puerta de nuevo, aguardaré a que salgas tú y entonces, lo haré. Aún no sé cómo, pero necesito que me des mi corazón, mis sonrisas y mi dolor también.



    Así que me dirijo. Tomo el viaje más próximo y retomo camino, esto no debe de tomar más tiempo. Prepararé un guion, para saber qué decir, no puedo salirme de mi línea, no quiero distraerme con tus hermosos ojos y tu dulce voz. Empezaré recordando esto y también aquello, no quiero olvidar nada. Cierto, reviso mis bolsillos, aquí tenía dos palabras que no sabía usar. Te las daré junto con mi piel y los besos que me diste el otro día. Quiero quedarme sin nada que me traiga tu recuerdo, quédatelo tú, a mí ya no me sirve.

    Listo, tengo mis primeras demandas: Una pequeña objeción a tanta belleza, no puede ser posible que pueda caber tanto en un paquete tan chiquito; Pido una indemnización por todas esas veces que infringiste mi tristeza con tus angelicales palabras; Pido que se te condene sin derecho a fianza por el delito de fraude; fraude porque prometiste no irte nunca, pero ahora obviamente no estás aquí.



    Divago por la ciudad, después de unas cuantas horas doy con su puerta. Toco tímidamente, estoy nervioso, estoy preparado, estoy decidido aunque un poco avergonzado. Sale él, sonrió y lo saludé, pregunto por ti. Cuando regresa en busca tuya miro al suelo y veo como mis emociones cayeron allí. Antes de que pudiera recogerlas apareces tú, levanto y la mirada, sonrió de medio lado. Antes de que pudiera decir algo caminas hacia mí, te despides, me tomas de la mano y me llevas a un lugar alejado. Miro hacia atrás, veo como mis emociones y mi determinación se quedaron en la puerta de tu casa, no puedo regresar por ellas, ya no hay vuelta atrás. Así que retomo la vista al camino y observo detenidamente alrededor para que cuando regrese no me extravié, pero mi vista es interrumpida al recordar que es tu mano la que aún a estas alturas, es la que me guía. Deslizo la vista por lo que son tus dedos acarreando mi palma, en ese momento me sentí feliz y supe, que todo se había ido a la mierda.

    Paramos en una plaza, el sol se está ocultando, hace frio y tiemblas tanto como tus labios al empezar hablar.
    -¿Q-Qué haces aquí?- Tartamudea.
    -Vengo por lo que es mío, por mi corazón.- le respondí tomando un poco de aire.
    -¿Acaso nunca dejas de ser tan dramático!¿Cómo es eso de que yo tengo tu corazón?¿Que acaso no está en tu pecho? Vienes de tan lejos para… ¡para decirme tonterías! Pues mira, yo no puedo dártelo porque no lo tengo…
    -¡Claro que lo tienes!- exclamé antes de que pudiera terminar de hablar. - Tú, tú lo tienes. ¿Recuerdas que te lo di con la poquita dignidad que tenía! ¡Recuérdalo te digo!, esa vez, esa vez que por primera vez te dije que te amaba. Ahora vengo porque lo necesito, me hace falta para soñar, para anhelar, para reír… para ser feliz.- Termino en voz baja y bajando la cabeza poco a poco.
    -Y si era tan indispensable no debiste habérmelo dado.- Me reprochó mientras se acercaba a mí y de un momento a otro, me abrazó.
    -¿Por qué?... - Le pregunte muy confundido.
    -Porque te quiero. Y perdona por ser tan egoísta, pero no puedo darte tu corazón, lo necesito.- De inmediato levanté la cara, me salí de esos brazos tan dulces y con todo el dolor que tenía, dije:
    -Tú realmente no quieres mi corazón, sólo te gusta saber que sigues siendo la única que puede romperlo.- De inmediato se presentó un nudo en la garganta.
    Me miró y comenzó a llorar, entre en desesperación pero con todas las fuerzas que me quedaban me contuve, si colapsaba, aquel momento que había estado preparando tanto no serviría para nada. Pero, ¿qué más podría hacer? Sólo me quede ahí, mirándola, sin decir nada, sin moverme, sin respirar, sin pensar, solo ahí viéndola como escurrían dolores desde aquellos hermosos ojos, como se deslizaban por aquella encantadora piel, como caían las gotas hasta el suelo; salpicando mi dignidad.

    Todas las personas tenemos maneras distintas de curar nuestro dolor. Mi forma de aliviarlo es escuchar todas las canciones que alguna vez me recordaron a ti. Ver de lejos nuestra historia y sonreír. Sacar de aquel baúl los recuerdos tan buenos que tengo contigo. A algunas personas las mataría lo que yo hago para curar mi dolor, pues recordar a alguien que no está contigo es una forma de suicidio. Pero yo, sólo busco una forma, una aunque sea al día de recordarte porque no quiero borrarte de mi mente, porque no puedo hacer a un lado esta historia por más triste que sea, porque por más loco que suene esta es mi manera de aliviar mi dolor. Porque te amo más de lo que tú siempre sabrás. Porque juré irme, pero mis pies están hundidos en la madera podrida de lo que fuimos. Por qué reclamo tantas penas pero no estoy dispuesto a pagar ningún menester.

    Mira, te encantaría verlo, lo sé. Encontré el estuche junto a tu asiento preferido, justo en el lugar donde nunca lo dejarías, esa no eres tú. Pero… tú no estás, así que, qué más da. Tomé tu lugar en el sofá, me hundí hasta topar con aquella comodidad que según tú, es la responsable de tu buen humor. Liberé la carcasa oscura de sus grilletes, aspiré el aroma de la madera y el barniz, me topé con la suavidad del fieltro y la dureza del cuero. Tomé tu instrumento; y por un instante me sentí culpable, un intruso. Comprendí la rigidez del tacto y al mismo tiempo la tersura del oído… pero nada comparado a cuando eres tú quien acaricia la armoniosa gesta del violín. Pero no eres tú, lo olvidaba. Soy yo, solo yo. Refrené mi curiosidad, no supe a ciencia cierta por qué. Devolví tu 'brazo izquierdo' a su resguardo acorazado, cerré los ojos y quizá, por obra o resultado del azar, o una funesta broma de la fortuna, pude verte. Justo ahí, sentada junto a mí, sonriendo a la vista de nadie, sólo aquel sofá, el estuche y una patética parte de mí. Puesto que contigo se fue una gran parte de mi todo, y al igual que tu violín, ahora sólo ha quedado un trasto sólido, triste y silencioso. Yo.

    Así que estoy aquí, de nuevo, sobre el asfalto. La lluvia borrará mis pasos, aunque no pude eliminar las huellas que dejaste en mí, al menos sé que ella borrara las mías, como cuando limpia los escombros de lo que fue el otoño, como cuando elimina aquellos rastros que dejó la nieve; así, sin más, borrará todas las marcas de mi pasar por aquí. No creo que le importe a ninguno de los dos. Me siento en la acera con la vista hacia el cielo intentando convencerme de que en realidad es la lluvia la que me está ahogando y no mis lágrimas, vamos… inténtalo una vez más, pero al saber que nadie se enterará, perdí y mis ganas de comenzar fueros arrastradas con los ríos de mis ojos, hacia la coladera.


  2. Huesped en casa propia.

    lunes, 13 de octubre de 2014


    Heme aquí, en un lugar solitario, donde no puedo ver ni un alma, me falta destino, me falta un origen, solo puedo escuchar mis pasos, no reconozco nada, ni una calle, ni un jardín. Creo que a esto le llaman estar perdido.
    Yo… no recuerdo cómo es que llegue aquí, solo recuerdo que estaba con unos compañeros, estábamos… no. Estaban ellos platicando, riendo, conviviendo. Creo que fue por eso, sí. Estaba sentado mirando saltando la vista de un lado a otro esperando encontrarme con algo conocido de ellos, pero no, no pude. Ahora son unos conocidos extraños para mí. Solo podía ver cómo es que ríen y hablan recordando equis situación en la que yo no estuve, en la que no participe, en las muchas veces que falte. Son buenas personas, no me lo recuerdan, pero a pesar de que los recuerdo, no los conozco. Hay personas que llegaron después de mí y ahora ocupan un lugar más importante. ¿Por qué me afecta? Acaso no puedo conformarme con mi estadía, tal vez soy yo el que está mal, soy el malo esperando que ocupen un lugar que está realmente vacío, es como si quiera tapar un hoyo con palabras. Sé que no necesito a nadie para estar completo, pero.. Por qué me siento así, en un lugar que antes era tan rutinario para mí, ahora es desconocido.
    Seguiré caminando a ver si puedo reconocer una hoja. De unas tantas vueltas encuentro un tallado en un árbol, tiene mi nombre y otro conjunto de palabras que no puedo leer. Recuerdo que le jure amor a ese conjunto de palabras, a ese conjunto de sucesos, a ese conjunto de coincidencias, a ese conjunto de mentiras que en el fondo, eran verdad. Me siento bajo aquel árbol que lleva tatuado una mentira y mil recuerdos, mil confesiones. Me pongo a meditar y a contarle versos a aquel tronco como si pudiera escucharme, como si le interesara lo que tengo que decir, como si realmente le interesara yo.

    Bien mi querido tronco, que puedo decirte. Tú que todo lo vez y todo presencias con tanta dedicación, aunque no quieras. ¿Qué es el amor?¿Que significa decir te amo?¿Que significa jurarse dolor y compañía al mismo tiempo?
    Para decir te quiero, verdaderamente hay que sentirlo y saber ¿por qué sientes eso por la persona? Puedo asegurar que no era una mentira, o bueno, no lo sé. Lo que sí sé es que soy una mala persona, una mala decisión, una mala compañía, una mala coincidencia. Se lo dije, recuerdo muy bien que se lo asegure tantas veces como podía. Pero.. No me hizo caso. ¿Qué mala racha no? Se lo advertí, se lo asegure y paso. Ahora, bueno, ahora ya puedo decir que todo paso. Por eso vengo mi querido tronco a contarte con mucha tranquilidad. ¿Qué? ¿A qué te refieres con eso? Claro que no sonreí. Estas equivocado. ¿Qué?¿Qué que pasaría si la tuviera enfrente?... Mmm. Probablemente nada. No, no pasaría nada, no soy de los que luchan por sus sentimientos egoístas, porque eso es amar, eso es querer, el amar una persona es querer raptarla de su vida para meterla a la fuerza a la tuya, aunque ella no quiera, y a veces. Ni aunque tú mismo quieras.
    Te seré sincero, le mentí, pero mentir está bien.. ¿No? Siempre y cuando sea para un bien, juro que lo menos que quería era hacerle sufrir. Pero al ser tan idiota se lo hice, pero también parte de eso era mi promesa, prometí que nos haríamos daño, y bueno, por lo menos esa parte de las promesas cumplimos. Pero déjame que te explique, también amar es querer a alguien sobre todas las cosas, y lo que quería para ella era lo mejor. ¿Ya te dije? Bueno, te lo digo ahora, yo no soy lo mejor. Yo no soy de contar cosas bonitas, ni tampoco el de ser directo, es por eso que te lo digo a ti mi amigo inanimado, sé que tú no te puedes mover de aquí, y aunque ella venga y se siente aquí mismo donde yo estoy ahora no podrías decirle, porque eres un buen amigo, porque sabes guardar secretos, porque tu no críticas, escuchas, resguardas, proteges a todos por igual y aunque solo vengan a hacerte daño, tú no perderás tu postura ni un segundo. Es por eso que te admiro amigo de madera.
    Y bueno, respecto a cuando digo que le mentí, le mentí cuando volví a hablar con ella. Yo le mentí diciéndole que no la quería para que olvidara todas esas estupideces relacionadas a mí. Para que pudiera seguir con su vida. Y si, aunque me hizo jurar que solo le dijera la verdad, le mentí. Ya lo había hecho por muchos años, ¿por qué no una vez mas? Además, era con un buen fin. Hoy, he visto los frutos de todo lo que hice, ahora ella esta con alguien más y me da gusto por ella, porque eso es lo que quería para ella. Ella no requiere de alguien estúpido que le esté cometiendo errores a cada rato y luego intente taparlos con mentiras, ella no necesita sufrir, ella necesita avivar esa alegría y esa risa que me llenaban tanto, necesita que sus bromas pueda decirlas segura, no tiene que preocuparse por lo que vayan a pensar o decir después de haberlo mencionado, ella necesita ser feliz. No necesita baches "bonitos" en su camino.
    Ella, merece ser feliz.

     Después de decirle esas últimas palabras a mi amigo de madera, no recuerdo más. No sé cómo llegue hasta aquí, recorriendo calles, pateando piedras, escuchando música en los auriculares, pensando en todo y en nada, anhelando la vida que una vez tuve, anhelando el día que deje de hacer estupideces, el día que pueda dejar de ser una vil mentira y pueda tener vida. Tal vez… Tal vez ese día nunca llegue, por lo único que debo preocuparme ahora es por saber cómo regresar a casa. Así que como todos los días, adelanto la canción y bajo las liricas de las melodías, intento remplazar todo lo malo que hay dentro de mí, aunque solo sean 3 minutos. Aunque después vuelva el sentimiento de estar perdido.



  3. 8 de octubre.

    miércoles, 8 de octubre de 2014


    Era una tarde como cualquiera, en la que iba un niño sonriendo por la calle sin motivo, sin razón, sin causa. Tenía 14 años, que pequeño, lo sé. En ese tiempo no sabía ni como limpiarse la cara completamente. Movido por las modas vio una puerta, y por curiosidad de lo que esa puerta tan desconocida, entonces, ofrecía, quiso ir más allá de su día a día y se creó otra vida, una virtual. Indeciso por a quien entregar su alma, se entregó a los dos sin saber que una de esas puertas a las que entregaría su alma; no solo le robaría eso, si no también, la vida y el corazón.
    Después de dos meses, fue entonces cuando una niña, tocó a la ventana de aquel cuarto al que se vio confinado por el resto de su vida.
    -¡Hola! ¿Quién eres!
    Dijo la niña casi gritando. El niño solo pudo escuchar unos cuantos ruidos, pues no entendió lo suficiente como para contestarle, pero sí como para que llamara su atención. La niña, al saber que no podría escucharlo decidió escribir unos cuantos mensajes para aquel niño; el niño correspondió la idea. Las horas pasaban volando y sin darse cuenta, la hora de despedida llego, para entonces, quedaron en verse una vez más al día siguiente.
    Y a lo largo de los días, de repetir el maravilloso suceso tan frecuentemente, el niño se puso a pensar que todo lo que conocía no sirvió para nada, que todo lo que le rodeaba no era verdad, y sólo creía en aquella chica y la verdadera felicidad, que hasta entonces, nunca había experimentado realmente hasta que ella apareció. Aquella pareja, apresuro todo, desde los sentimientos hasta las palabras. Él hacia planes y ella los destrozaba de una manera tan hermosa que solo lograba que aquel niño se aferrara más, a ella y la brillante idea de ser feliz así, solo platicando con ella.
    A ella se le mostro un lado que nunca antes había salido a la luz, la parte de un soñador con expectativas, de un hablador que por ella… sólo por ella, estaba completamente perdido.
    Paso un año de vivencias y dulces recuerdos, pero recordemos que no todo en esta vida es bonito. A aquella niña de letras tan dulces, la vida comenzó a cobrarle todo lo bonito que le había dado, pues así lo determina la ley de los principios equivalentes en la Alquimia, pero aquello no eran obras del destino ni de los alquimistas, sólo paso porque sí, porque así de simple es la vida.
    La vida le quito casi todo, y fue entonces que la niña dejo de irradiar aquella felicidad tan característica de ella. Dejo de ser sensible, se volvió más seria y mucho más fría. Al ver el cambio tan radical que tuvo, el niño intento dar todo de sí, para rellenar todo ese vacío que la vida había dejado, pero al parecer, era tan grande que cuando menos lo pensó, él había quedado más vacío. Él se enamoró de la niña más insegura, queriendo con todos sus defectos, sus miedos, sus secretos, sus monstros. Él se enamoró de su infierno y con los muchos ánimos e intentos de aquel niño, ella logro avanzar y sobrevivir, pues sabía muy bien que el fin del mundo no era, que le faltaba mucho por vivir, o al menos, eso pensó el niño.
    El cambio fue grave y también muy asombroso, él pasó a ser el desprotegido que se apoyaba en las letras de la niña, hubo un tiempo en donde sólo de eso vivía. Para entonces, ella era la valiente, la fuerte, la sensata, ella tenía todo aquello que él no podía ni pronunciar. Él no tenía nada más que a ella, pues sólo estaba encerrado en aquella habitación, leyendo los letreros que ella deslizaba debajo de la puerta. La imaginación se mezcló con la realidad. Y cuando él más la necesitaba, ella se fue. No una, no dos, ni tres… 4 veces fueron. A veces una ocasión duraba más que el resto.
    Supongo que estas insignificantes letras no pueden contener ni mucho menos explicar el dolor y la soledad en la que el niño se sumergió. La realidad, tan corrupta como él la había engendrado llego a ser filosofía de vida, pues en su habitación, estaba bien; y al pensar que la niña a la que tanto quería nunca volvería, tomo todo lo que la hacía recordarla, y decidió irse de su confín. Metió aquellas hojas en el hoyo en donde se suponía estaba su corazón, pues ya no correría sangre por sus venas, si no la tinta de los carteles. Y así, con todo lo que había aprendido de ella, murió en la historia, murió porque eso que atestiguaba a diario no era vida, si no lo contrario.
    Ella volvió, y el niño añorando su felicidad de vuelta, regresaba cada vez a aquella habitación que lo aprisionó una vez, porque esas veces, eran completamente a voluntad.
    Así pasaron 2 años, entre vueltas y regresos, entre promesas y mentiras.
    Entonces, ya no eran unos niños, él ya había experimentado muchas más emociones vacías que el resto de la ciudad. Él la necesitaba más a ella que lo que ella lo necesitaba a él. En el último año, ya un poco tarde puedo decir completamente, que aunque la historia sea trágica para él y solo un drama para ella, podemos rescatar muchas cosas de aquí, aunque aún le costará un poco recuperarse poco a poco se nota el avance de aquel chico, podremos premiar el camino que llevara hacia la autosuficiencia. De ella, podemos felicitarla pues a pesar de las adversidades ha logrado saber conllevarlas y superarlas.
    Mi querida lectora, no pienses demasiado rápido, no digas que esto es una obra Épica, no. Esto es un agradecimiento, pues el niño, el chico. Puede agradecer todo lo que es y lo que será gracias a sus letras dulcemente frías. Por todo los sentimientos encontrados, superados y con los que aprendió a vivir. Por las emociones que sucedieron y las millones de sonrisas que llevan su nombre. Por las melodías que llevan su aroma, y por la voz, que nunca escuchó. 
    Todas y cada una de las palabras que nunca te dije, están en mi mente guardadas, escritas en paredes y en lugares para nunca poderlas olvidar.

    Fuiste mi primer y amor, eres y serás la única persona con la cual sentiré esa conexión tan fuerte que nos unió desde el primer momento. Aún no le puedo encontrar explicación al amor que nos tuvimos, siempre serás el amor de mi vida y de eso estoy seguro. Quiero que sepas solamente que aunque no esté contigo hoy o mañana, o dentro de diez años más; yo siempre voy a amarte. Estoy seguro que por el resto de mi vida seguiré pensando en ti, en mi alma gemela, en quién sabe tantas cosas pudimos pasar, cuántas mañanas pude decirte "Buenos días", cuántos "Te preparo un café?" pude preguntarte, cuántas noches hablando pudimos pasar, cuántos desvelos más, cuánto amor más. Pude decir tantas veces "Te amo" y puedo seguirlo diciendo pero no podrás escucharme ahora que no estás. Toda mi vida seguiré extrañándote y sé que toda mi vida te voy a esperar. Porque sé que tú fuiste mi destino y los destinos no se separan para siempre. No me importa si pasan veinte años yo estaré esperando que un día regreses a mi vida para poder ser feliz.

    Sólo quisiera que recordaras todos los días que te quiero y que nada lo va cambiar porque yo no tengo el poder de controlar lo que siento por ti. Siempre te querré y pensare en ti cada que pueda, estaré recordándote al menos una vez al día y deseo fuertemente que tú tampoco te olvides de mí, que aunque no estemos juntos, siempre sentiremos lo mismo que sentimos cuando nos hablamos desde la primera vez.


    Hoy ocho de octubre, se cumplen 4 años de haber conocido a la persona que sin estar aquí físicamente, fue, es y será la tragedia más bonita y hermosa de todas. Y así, como han pasado 4 años, espero que en el resto de mis años, su presencia sea tan perseverante como lo ha sido ahora.





    Con todo mi amor de relleno. Tar. 

  4. Él sin vida.

    miércoles, 3 de septiembre de 2014

    Martes, 13 de mayo de 2014
    05:12 p. m.

    ¿Cuánto tiempo ya ha pasado?¿Qué día es? … ¿Qué hora es?... ¿Quién soy?

    3 de la mañana, otra noche donde no puedo descansar; esto resulta agobiante (Mi mente parece un carrusel sin guía).
    Me miro al espejo: ¿Ese soy yo? … ¿Cómo sé qué esto no es ningún juego o alguna película?
     Si así lo fuera, mi vida sería más interesante.
    Me gustaría ser parte de la historia, de cualquier historia, una donde yo sea el protagonista; así poder saber cuál es el propósito de mi vida: quien cuidar, que salvar, qué defender!… quien amar. Aunque sea por un momento quiero todo eso; aunque vuelva a este mismo punto al terminar la película. Hasta el lápiz tiene más utilidad que yo. Sólo puedo ver esta pared que parece que me habla, en otro idioma, claro (o tal vez el mío): ha pasado tanto tiempo que no tengo contacto con la humanidad. La única voz que oigo es la del tocadiscos que pongo todo el día; la he escuchado tanto que ya ni sé lo que significa todas esas melodías y voces; pero lo sigo escuchando: porque es lo único que tengo, porque es mi única compañía. Llevo 4 años viviendo solo… tanto dinero y no sé aprovecharlo. Billetes y monedas tiradas en el piso; las levantaría pero, ¿Para qué? No necesito nada, no quiero nada… no tengo a quien dárselas… Soy millonario, sí, yo invente la computadora cerebral -Ya no tienes que salir a calle, ya todo lo hacen robots  operados mentalmente-, ya no hay calor humano, solo un insípido humo frio. A la única que puedo llamar mi amiga es a la luna, porque viene todas las noches a visitarme, porque siempre escucha mis balbuceos, es triste, lo sé, por más que le pregunte no me responde. No me explica por qué estoy solo. 
    Miranda! - 10 años después. 
    Estoy hueco, tengo mucho por que llorar. Tengo miedo. Sigo estando solo y no tengo la menor idea de por qué.
    ¿Por qué? Alguien debería de tener el valor de decirme porque mierda sigo estando solo. Sí, soy horrible, lo merezco, no hay nadie a mi alrededor; y si lo hubiera nadie merece soportar lo mala persona que soy.
    Alguien debería por lo menos decirme. Ódienme, ódienme todo lo que quieran, desearía tener el corazón tan feo como para tener la fuerza de odiarles.
    ¿Qué tengo de malo? ¿Por qué merezco estar solo? Si yo soy horrible por lo menos deberían notarlo. Probablemente yo no tenga la culpa; O tal vez sí. Sé que soy malo y que no puedo gustarle a nadie. Pero no puedo exigir lo contrario.
    Sé que no puedo, sé que no tengo que ser amado por todos, no soy esa clase de persona con color.
    Ustedes no tienen ni idea, de cómo es ser una persona como yo. No espero que me entiendan, nadie lo ha entendido antes, sé que no lo soportarían. Solo soy como soy; No puedo ser más, no puedo ser algo porque no soy nada.
    Seguido me deprimo y me pongo a llorar, odio llorar; llego a odiarme y no me agrada caer en esa costumbre tan baja, no me gusta ser débil. Ninguno de ustedes puede soportar lo que soy; por qué lo eh pensado, lo han dicho, que soy horrible. No conozco otra cosa, ni otro modo de vivir. No soy conformista, solo reconozco lo que tengo y lo que pude llegar a tener. No se preocupen, no soy el protagonista, ni el coprotagonista, ni un actor secundario: solo soy de esos que ocupan un lugar en la escena, que ocupa un lugar en la vida.
    Adele - Someone Like You
    No he perdido mucho, sólo a mí.  No pierdo nada porque no tengo nada.
    Estas cosas materiales en mi cuarto son como mi vida, solo ocupan espacio: no tienen uso o propósito.
    Hay veces en las que llego a dudar de su existencia.
    Mis manos… ¿Son reales? Lo que puedo tocar, ¿es realmente cómo se siente?¿Cómo puedo comprobar qué esto es verdadero?
    No llego a ningún punto ni voy a alguno, porque no sé ni para donde está. Sólo puedo quedarme quieto, mirando al vacío: porque es lo único que tengo, nada. La inteligencia es buena y esas cosas, pero a cuántos impresionas sí todos son sordos.
    Convives con tus errores, ellos duermen en tu cama mientras tu duermes en el piso, destrozado, sin ánimo alguno. No me quejo, no puedo ni tengo que quejarme. Sólo estoy pensando.. que es lo único que puedo hacer; no puedo asegurar que lo haga bien, pero por lo menos lo hago.
    La chica de enfrente es bonita, quisiera hablarle; sí tan solo supiera hablar. La envidio.. Parece que sufre, que vive apurada, que tiene por lo que salir a la calle todos los días.. Ah, ya veo, es casada.. que suerte tiene ella. ¿Eso será lo que me falta?.. Una mujer. Pues la mucama lleva 5 años trabajando para mí y no veo la diferencia. Nunca le he pedido nada, no he podido ni agradecerle, pero no porque no quiera, sino porque olvide como se hacía. ¿Qué más puedo hacer?

    Solo espero que me dejen atrás con mis delirios, yo sé vivir con mis problemas mentales pero ustedes…
    Deberían tenerse miedo y tener más compasión.
    Flyleaf - Supernatural (Acoustic)


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  5. "¿Cuánto tiempo perdí esperando? Las flores del jardín se han marchitado de nuevo. ¿Por qué mi príncipe nunca apareció? Tal vez no era el tiempo. Tenía que esperar, me dijeron eso todo el tiempo. Pero, ¿y si nunca vendría? "

    Fue entonces cuando me di cuenta, creí que el destino me había confinado a esa torre, pero en realidad, era yo. Abandonar mi mundo para conocer el resto de lo que hasta entonces veía como un sueño, fue de lo más duro. No tenía nada, no sé cómo defenderme contra el mundo; pero fue una decisión de vida o muerte. Vivir muriendo en la eterna espera o morir de un momento para nacer de nuevo. ¿Por qué no lo hice antes? Porque para entonces creía que al llegar mi príncipe, todo sería perfecto. Así lo pensaba, así me instruyeron, así lo aprendí.
    Entonces, es ahí cuando viene un silencio, uno que es más frio que el de mi soledad.
    ¿Por qué me haces falta si nunca apareciste? Te esperé, anhelaba el día en que pudiéramos compartir el té antes de irnos a dormir. Cómo es que algo inexistente pudo dejar a mi corazón vacío.
    ¿Lo hiciste verdad? Te sentaste en la silla reservada para ti. Lo sé porque te veía, te veía con los ojos entreabiertos, como te sentabas y sólo contemplabas la mesa. Yo quería que te fijaras en mí, no en la mesa. ¿Por qué? ¿Por qué el pedazo de madera recibía más atención que yo?
    Puta mesa, robándome la atención de mi amado. Es por eso que al día siguiente la quemé mientras no estabas; era el plan perfecto, así no habría nada que te robara la atención que me pertenecía.
    Contigo sé que puedo vivir y comenzar a caminar, estoy segura de lo que siento.
    Entonces... ¿Por qué? ¿Por qué estando a mi lado me hacías sentir sola? Eres discreto, lo sé. ¿Pero no merecía los buenos días siquiera?
    No necesitas de nadie, solo de mí. Yo no necesito de nadie más si estás tú.
    Pensé que el amor era cosa de dos, pero... ¿Realmente estabas aquí?

    La silla estuvo siempre vacía. Yo sigo como ayer, huyendo de la realidad a la que parece ni le caigo bien, o tal vez ella es la que me cae mal ¿Cuál es la diferencia? Ella hizo que me enamorara de ti sin saber quién eras, sin conocer tu voz, sin conocer el color de tus ojos. Siento que voy a explotar y no te puedo olvidar. Reclamo algo que nunca fue mío, perdí algo que nunca gané. Nada es cierto, nada más que lo que quieras escuchar. Un pequeño instante de debilidad, de inseguridad, de desconfianza de mi misma. Te necesito, pero no te conozco. Me sobra el dolor y me falta el valor para decirte adiós. Eres mi obsesión, la solución a mis problemas pero, también el origen de ellos. Eres mi fe y mi religión. No conozco nada más que el error constante.
    Un paso adelante y dos atrás. La misma piedra en un camino, del que no veía final. ¿Te burlabas cierto? Sólo era objeto de tu entretenimiento. Pues ahora es al revés, me río para olvidarte y sólo lloro por necesidad. Y aunque no te quise mentir, tampoco dije la verdad.

    Todo lo sé de ti, sé desde lo que no te gusta hasta el tipo de vino que prefieres. Conozco tu yelmo favorito y tu espada preferida. Lo sé todo de ti, menos lo que quisiste ocultar bajo una máscara que no me permitió cer lo que hubo detrás.
    ¡Ay! Lo que daría por entrar en tu cabeza una vez más. Para saber qué nos pasó, para saber lo que hice mal. En estos momentos quisiera una máquina del tiempo: para saber cuándo llegaste y para evitar tu partida. No me arrepiento de haberte conocido, me hiciste la mujer más feliz del mundo. Te dejo mis suspiros y ánimos para cuando los necesites, me llevo los recuerdos conmigo, que fue lo único que me quedó. Espero disfrutes tu estancia en la torre, la arreglé especialmente para ti. Quédate todo lo que quieras, para mí no era un hogar, era una prisión.
    En memoria de amor, me despido de ti.
    Yo no te conozco, pero te extraño.

    Con todo mi amor, Rapunzel.